06 diciembre 2008

Ventas: Asunto de niños


Cada vez que doy un curso de ventas, hago referencia a cuando era niño, ya que en ese entonces me inicié en las ventas con un pequeño banco y una mesa en la cochera de la casa de mis papás a la edad de 8 o 9 años.


Bajo el financiamiento de la materia prima por parte de mi abuelo, y una mano de obra subsidiada por mi madre, empecé a vender chicharrones de pasta de harina con limón y salsa en bolsitas individuales mientras hacia la tarea de la escuela, cursaba yo el cuarto o quinto grado de primaria y mi objetivo de tener un negocio tan lucrativo para un niño, era el de comprarme un "Trapper Keeper" (¿Los recuerdan?) claro que cuando vi lo que se podía hacer con mis "utilidades" mis necesidades empezaron a incrementarse con unos tenis Kaepa (los de los triangulitos intercambiables), unos Levi's, una patineta Santa Cruz y varias cosas más.

Con esa anécdota, hago referencia a que los vendedores no nacen, sino que se hacen, principalmente por satisfacer sus necesidades, desde las más básicas, hasta las más opulentas.

Hoy quiero presentarles a un niño que me hizo recordar esos momentos, pero que también me hizo reflexionar y casi hasta ahogarme con un nudo en la garganta.

Se llama Ricardo, vive en el gran mounstruo llamado Distrito Federal, tiene 5 años de edad y vende chicles y paletas en la zona de Polanco, yo lo encontré cerca de la calle Presidente Masarik y aunque a final de cuentas no le compré no pude evitar invitarle una paleta de las que él estaba vendiendo.


Ricardo me recordó que las ventas se pueden hacer desde y a cualquier edad, y la técnica se aprende, se desarrolla o se inventa en el momento más indicado y necesario, una técnica que se usa normalmente en la venta de tiempos compartidos, es la de picarle el ego al prospecto para que termine comprando y Ricardo la supo hacer muy bien, acababa yo de comer unas hamburguesas con el gerente de una agencia en Polanco y después de pagar la cuenta, llegó Ricardo a ofrecer chicles y paletas, yo le pregunté el precio de los chicles justo en el momento en que me entregaban mi cambio el cual eran $7.00. Ricardo vio la cantidad de dinero que me dejaron en la mesa y exclamó... "-Uy no, mis chicles son carísimos", con $7.00 no los vas a completar-"

Esa frase me dolió en el alma, porque me hizo sentir más pobre con su frase que con la crisis actual, pero me dolió el ego, porque casi todos los comensales ahí presentes voltearon a ver la escena... y obvio el pobretón que no se podía ni comprar unos chicles ERA YO.

Mi reacción natural iba a ser la de decirle casi en voz alta (para que todos escucharan) que traia más billetes en mi cartera, pero en lugar de defenderme y salvar mi orgullo, decidí iniciar una pequeña conversación con él.

Ricardo no se veía como un niño de quinto o sexto grado de primaria, así que le pregunté su edad, no sólo me sorpredió al decirme 5 años sino me conmovió, ya que orgulloso me dijo "-Ya voy en segundo de kinder-"

Ricardo sabe sumar, restar e identificar el valor de las monedas que circulan en la actualidad, la vida lo ha obligado a hacerlo, no tiene otro remedio, de eso viven él, sus hermanos y sus padres, del producto del trabajo de la familia y todos se dedican a veder golosinas en la calle, no se si con la misma habilidad para cerrar clientes como Ricardo, pero a eso se dedican todos en su casa.

Después de la escuela, Ricardo sale en compañía de sus hermanos a vender chicles y se reparten las calles de Presidende Masarik, Emilio Castelar, Campos Eliseos y Moliere para atender cada uno un territorio atractivo, con flujo interminable de traseúntes que puedan ser candidatos a comprar un chicle o una paleta.

Por la noche, tienen que llegar a hacer sus tareas de la casa y de la escuela, ayudar a su mamá con los deberes del hogar y siempre se dan tiempo para jugar un rato antes de dormir (finalmente son niños).

Antes de despedirme de él, le pedi que me recibiera los $7.00 a cambio de una paleta de $5.00 la cual le "disparé" como dicen en la capital del país, la cara de emoción que puso (la de cualquier niño que recibe de regalo una paleta) me sensibilizó y me obligó a ENTENDER que Ricardo es tan sólo un niño.

Es difícil y duro ver en la calle este tipo de cosas, sobre todo para los que tenemos hijos.

Hoy quise dedicarle esta entrada a Ricardo, ya que su técnica de cierre me pareció estupenda, pero he reflexionado y no escribo para hablar de técnicas de venta, sino para reconocer a un niño que me robó el corazón por su historia, por su trabajo y por su orgullo de estar en kinder y ayudar en su casa.

Ricardo no trabaja para completarse un Trapper Keeper, trabaja para ayudar a manter a su familia y eso me hace sentir muy orgulloso de haberlo conocido y de haberle invitado una paleta mientras me despedía de él, esperando volver a encontrarlo en un futuro no muy lejano, pero si mucho mejor para él.

Buen fin de semana.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

MUY INTERESANTE, CREO QUE DE UN MODO U OTRO TODOS EN ALGUN MOMETO DE NIÑOS NOS VIMOS EN ESE "ESTADO" COMERCIANTES

Anónimo dijo...

Que conmovedora histora, la verdad es una situacion muy triste que vivimos dia con dia en el D.F., niños que en lugar de jugar y dedicarse solo a estudiar tienen que trabajar.
Sin embargo es un ejemplo de lucha y de reflexion sobre lo que tenemos y no valoramos.

Anónimo dijo...

Saludos mi estimado Ray... excelentes articulos. Hoy me hice el proposito de leerlos, ya que no me habia dado el tiempo de hacerlo, y encontre cosas por demas interesantes y sobretodo muy ciertas. Como te comentaba la vez pasada, esto definitivamente nos sirve para todos los que tratamos con clientes, aunque no seamos vendedores...

Pero este ultimo articulo es emotivo, y nos llega a los que sabemos lo que es haber tenido que trabajar de niños para satisfacer necesidades y algunos que otros gustos. Lo ideal, aunque utopico, seria que los niños no deberian trabajar. Lo real es que asi es y no hay mas que ponernos un poco en su lugar y al menos, si no compras, no magulles (al pequeño vendedor)... esto va por aquellos que desprecian a la gente que trabaja en la calle, sobretodo los niños.

Saludos!!!

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