05 julio 2009

Hasta que la muerte nos separe...


En medio de una de las ciudades más calientes (Mante, Tams.) este fin de semana, asistí a la boda de uno de mis mejores amigos: el buen Chuss, algunos lo conocen como Jesús, pero su nombre artístico es Chuss (ya creíamos que no iba a salir nunca, muchas gracias a Gris que hizo el milagro).


Y durante la boda, no pude dejar de pensar en los "votos" que hacemos con nuestros clientes al iniciar una relación comercial, con la firme idea de que sea a largo plazo.


Porque así es, cuando vendemos, necesitamos hacerlo con la intención de que el cliente y nosotros estemos vinculados durante mucho tiempo, y que cuando desee volver a comprar un producto similar al que vendemos, no nos sea "infiel" buscando en otros lados.


Porque vender, es una serie de compromisos mutuos, que no finalizan al facturar o pagar, sino que es justamente ahí, cuando empieza la relación, ya que quien vende, busca que su comprador, no sea solo eso, un comprador y que se convierta en un cliente y las diferencias entre comprador y cliente, se llaman tiempo y recompra.


Por eso hay tantos libros, conferencias y cursos que habla de la "fidelización" de los clientes, y no es más que mantener ese "amor" entre quien vende y quien compra, a través de un seguimiento, y nos confundamos pensando que el seguimiento significa hablarle a nuestros clientes para que nos estén compre y compre, la compra es una consecuencia de darle mantenimiento a la relación.


Ese mantenimiento, es básico y no es nada complicado, consiste en tener las ATENCIONES que tenías con tu prospecto ahora que ya es tu cliente, como se deben seguir teniendo ahora con el esposo o esposa después de haber sido novios.


Ese seguimiento consiste en NO PENSAR QUE YA TODO ESTÁ HECHO, por haber "cerrado" una venta, muy por el contrario, ahora empieza lo más difícil, porque tenemos que ayudar a nuestro cliente a que refrende su decisión de habernos comprado y sobre todo a que sienta la CONFIANZA suficiente como para recomendarnos con sus amistades y familiares.


Después de una boda, se acostumbra hacer una gran fiesta en honor a los recién casados, y me pregunto ¿Por qué no celebramos también cuando hemos encontrado un cliente a largo plazo?


¿Será porque no estamos seguros de que la relación será duradera?

O ¿Porque no confiamos que no nos cambiarán a medio camino?


No es necesario hacer un banquete y baile, pero un pequeño "regalo" que nos hagamos es básico, cuando cierres una venta invítate una comida o cena, invita a tu cliente un café, festéjate.


Estoy seguro que si juramos "votos" con nuestro cliente y hacemos todo lo posible por mantenerlos, habrá un momento en que no necesitemos buscar nuevos clientes, ya que tendremos mucho trabajo con los que se encuentran en nuestra cartera.


¿Qué opinas?


¿Tomas a tu cliente para toda la vida?


¿Prometes serle fiel en la salud y en la enfermedad, en lo próspero y en lo adverso?


¿Prometes asesorarlo, cuidarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?


¿Aceptas?


Siendo así, lo que las ventas han unido.... que no lo separe la competencia...


Buen inicio de semana.

1 comentario:

Juan Antonio P. dijo...

Orale... con razón mi gerente siempre me dice que debo buscar el compromiso con el cliente jaja.

Muy bueno tu articulo hoy, ¿tendrás algo de manejo de objeciones?

Saludos

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