La envidia del hombre

Cuando me senté a escribir esta entrada, la empecé con un tema que para el lunes seguramente estaría en boca de mucha gente, al concluír la temporada del fútbol mexicano, tendríamos 8 equipos que pasando a la postemporada, estarán disputándo el título de campeón de México y además, un equipo (que puede ser Tígres o Necaxa) estará descendido a la primera división A (o segunda división).

Sin embargo, borré lo que ya llevaba escrito, porque ciertamente, hay otra razón para escribir este post.



El domingo 10 de mayo es el día de las madres.

Creo profundamente, que este motivo es mucho mayor al que pueda darse entre sábado y domingo en relación al fútbol y de cierta manera, quiero demostrar un poquito lo que significa el día para mi, haciendo a un lado el tema del fútbol (quienes me conocen saben que cuando hablo de fútbol, me apasiono y no dejo de hacerlo).

Hace 33 años, mi madre celebró conmigo en su vientre, el primer día de las madres sabiendo lo que eso significaba, ya había celebrado 19 veces antes el día, con mi abuela, pero el 10 de mayo de 1976, aún y cuando yo ya era parte de su vida no la felicité, y por eso aprovecho esta ocasión para felicitarla por haberme llevado 9 meses con ella, por cargarme, alimentarme, nutrirme, cuidarme, hablarme y quererme sin todavía conocerme. Ella hizo todo eso sin saber a quien se lo estaba haciendo y para mi, es digno de felicitarla y sobre todo agradecerle.

Hace 5 años Mariana, mi esposa, celebró su primer día de las madres casi en las mismas condiciones que lo hizo mi mamá en la primera de 4 veces que se convirtió en madre (espero que no por esa coincidencia, Mariana también tenga 4 hijos) con 4 meses de embarazo, cargó, alimentó, nutrió, cuidó, le habló y empezó a querer a nuestro hijo sin conocerlo todavía.

La diferencia para mi, fue que en esta ocasión, si pude ver de cerca lo que una madre es capaz de hacer por su hijo antes de que nazca, porque una vez que nacemos, las madres simple y sencillamente se convierten en un súper héroe de carne y hueso, sin poderes especiales, pero con más fuerza, más resistencia, más inteligencia y más habilidades.

• Gracias mamá, gracias Mariana, por estar 100% al pendiente de la salud de sus hijos, de la alimentación, del bienestar, de sus obligaciones.
• Gracias a ambas por amar a sus hijos.
• Gracias a ambas, por esforzarse 24 horas al día, todo el año, en que sus hijos sean respetuosos y respetables.
• Gracias por buscar siempre la manera de sembrar valores para hacer de sus hijos, gente de bien.
• Gracias por no dormir esas noches en que en presencia o a distancia, cuidan cariñosamente de sus hijos.
• Gracias mamá, por traerme al mundo, por traer a mis hermanos y por haber hecho el más duro de los trabajos en el mundo... aunque también es el mas hermoso que exisite.
• Gracias Mariana, por hacer lo mismo por mi hijo, pero sobre todo, por dejarme ver, sentir y entender, lo que es y hace una madre.

A nosotros los hombres, no nos queda más que contemplar la belleza de un embarazo, de un parto, del período de lactancia, la asombrosa naturaleza de generar vida dentro del cuerpo y de a pesar de cortar el cordón umbilical, mantener un vínculo perpetuo, que permite intuír cuando un hijo está enfermo o está en problemas.

A mi mamá, a mi esposa, a mi suegra, a mis abuelas y tías, a todas mis amigas y familiares que son mamás, a las mamás de mis amigos y amigas y cada una de las mamás en este mundo.... mis respetos, mi admiración y un humilde abrazo con mis mejores deseos de que pasen un ¡¡¡Feliz día de las madres!!!

-Ahora entiendo, la eterna envidia del hombre-.

Buen fin de semana.